Evitar ciertos factores de riesgo a los 45 retrasa la insuficiencia cardiaca hasta 13 años.
Se sabe que esquivar la obesidad, la hipertensión y la diabetes regala años de salud cardiovascular, pero hasta la fecha nadie había calculado cuántos exactamente. Por primera vez, un grupo de científicos ha visto que las personas que a sus 45 no han desarrollado ninguno de estos tres factores de riesgo, ganan entre 11 y 13 años sin insuficiencia cardiaca, en comparación con quienes sí presentan estas tres condiciones. Así lo indica un estudio que será presentado en el 64 Congreso del Colegio Americano de Cardiología que se celebrará entre el 14 y 16 de marzo en San Diego (California, EEUU).
Se trata de un problema de salud pública que afecta aproximadamente a un 2% de la población adulta en los países desarrollados. Según explican los expertos, la insuficiencia cardiaca es una condición crónica en la que el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo. Esta condición aumenta el riesgo de otros problemas coronarios y daños a otros órganos. Además, «afecta notablemente a la calidad de vida, ya que se acompaña de síntomas como la fatiga e incluso la dificultad de respirar tumbado, cansancio, tos persistente o sibilancias», explican en su artículo los autores del trabajo, realizado en la Universidad Northwestern. Aproximadamente, puntualizan, «la mitad de las personas con insuficiencia cardiaca mueren en los cinco años siguientes a ser diagnosticados».
Como señalaba hace unos días la encuesta sobre Defunciones según la causa de muerte difundida del Instituto Nacional de Estadística (INE), precisamente los problemas del sistema circulatorio, especialmente el infarto y la angina de pecho, continúan siendo la primera causa de muerte. Se cobraron la vida de 117.484 personas en 2013, es decir, el 30% del total de fallecimientos producidos durante ese año.
Dado que la obesidad, la hipertensión y la diabetes son los principales factores de riesgo de la insuficiencia cardiaca, varios especialistas de la Universidad de Northwestern decidieron analizar su incidencia y relacionarla con el número de años durante los cuales mantenía a la persona libre de enfermedad cardiaca.
Los investigadores analizaron los datos de «cuatro importantes estudios» que incluían a un total de 18.280 personas durante 40 años. Identificaron 1.500 casos de insuficiencia cardiaca y examinaron sus edades, comparándolas con los factores de riesgo que presentaban a los 45 años. Observaron que aquellas personas que a dicha edad no tenían obesidad ni hipertensión ni diabetes fueron diagnosticados con insuficiencia cardiaca entre los 80 años (los hombres) y los 82 (las mujeres). Por el contrario, aquellos que sufrían los tres factores a los 45, recibieron el diagnóstico entre los 68 y 70 años. Una diferencia de, al menos, una década. Es decir, «tener estos tres condicionantes a los 45 acelera la insuficiencia cardiaca entre 11 y 13 años» (respecto de la población sin ninguno de los tres factores), sentencia Faraz Ahmad, uno de los responsables de la investigación.
Según los datos desvelados, aquellos pacientes que a los 45 habían tenido sólo uno o dos factores de riesgo (no los tres), la insuficiencia cardiaca se adelantaba entre tres y 11 años, en comparación siempre con las personas sin dichas circunstancias.
Con estas conclusiones, resume Ahmad, «queremos animar a la población a prevenir o retrasar la aparición de estos factores de riesgo el máximo tiempo posible. Si lo hace, puede aumentar significativamente el número de años libres de insuficiencia cardiaca». Es un «mensaje muy directo con el que los médicos pueden concienciar» a través de sus consultas. «En la práctica diaria, solemos ofrecer datos de riesgo relativo, muy abstractos […] Este dato es mucho más potente. A los pacientes entre los 30 y 40 años se les puede ir diciendo que si previenen la obesidad, la diabetes y la hipertensión pueden retrasar hasta 13 años la insuficiencia cardiaca».
Los resultados también podrían ayudar a los políticos y profesionales de la salud pública a «predecir con mayor precisión la prevalencia futura de la insuficiencia cardiaca en la población». Según un estudio publicado en la‘Revista Española de Cardiología’ en 2013, «la insuficiencia cardiaca consume enormes recursos sanitarios: es la primera causa de hospitalización de mayores de 65 años y representa el 3% de todos los ingresos hospitalarios y el 2,5% del coste de la asistencia sanitaria».
A pesar de los avances en el tratamiento de enfermedades del corazón y la prevención, Ahmad resalta que el patrón fue consistente en los datos recogidos durante los últimos 40 años. «Las asociaciones entre estos factores de riesgo y la insuficiencia cardiaca han sido notablemente estables en el tiempo». No obstante, agrega, «hay que investigar más a fondo para determinar si el uso de medicamentos para controlar la hipertensión o la diabetes ayuda a retrasar la aparición de la insuficiencia cardiaca».
Fuente: El Mundo