Cuatro sociedades profesionales, con la colaboración de la biofarmacéutica AstraZeneca, presentan los primeros resultados del Proyecto Carabela, una iniciativa que pretende acabar con los desequilibrios asistenciales en función del lugar de residencia de los pacientes, mediante un modelo asistencial más coordinado, eficiente e integrado de todos los agentes que intervienen en el manejo de la patología.
Algo en ocasiones tan aleatorio como el código postal puede marcar una diferencia fundamental en la atención médica que reciben los pacientes. Es el caso de la insuficiencia cardiaca, una patología que afecta al 2% de la población adulta en España1 que reciben una asistencia dispar en función de su lugar de residencia. Acabar con la inequidad en el abordaje asistencial de la insuficiencia cardiaca es precisamente el objetivo principal del Proyecto Carabela, una iniciativa impulsada por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA) y la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA).
Las cuatro sociedades, con la colaboración de la biofarmacéutica AstraZeneca, han unido sus fuerzas para mejorar el abordaje integral de los pacientes con insuficiencia cardiaca, incluyendo aspectos como la detección precoz, el diagnóstico, el tratamiento y la calidad de vida. Este proyecto pionero en nuestro país ha contado, durante su primera fase piloto, con la participación de diez hospitales españoles, que posteriormente han compartido sus experiencias durante la celebración de una jornada nacional sobre insuficiencia cardiaca en la que se han abordado cuestiones como la situación de las unidades especializadas tras la primera oleada de la COVID-19 o los principales retos con vistas a un futuro próximo. Tras esta primera jornada, se abordarán cinco talleres de trabajo que pretenden concluir con la presentación de un documento conjunto que recoge las principales áreas de mejora en la asistencia y las soluciones propuestas para optimizar la atención a los pacientes con insuficiencia cardiaca.
El doctor José Manuel García Pinilla, expresidente de la Asociación de Insuficiencia Cardiaca de la SEC y especialista en Insuficiencia Cardiaca en al Hospital Universitario Virgen de la Victoria, destaca que «nuestros pacientes son especialmente vulnerables a la infección por SARS-CoV2, lo que incrementa el riesgo de descompensación, complicaciones y aumento de la mortalidad. Por todo ello, resulta imprescindible evitar desplazamientos e ingresos hospitalarios innecesarios en los centros que no solo ponen en riesgo de infección por SARS-CoV2 a los pacientes, sino que además consumen recursos sanitarios que los pacientes con coronavirus necesitan».

Los pacientes con insuficiencia cardiaca son especialmente vulnerables a la COVID-19, lo que incrementa el riesgo de descompensación, complicaciones y aumento de la mortalidad

A su juicio, la pandemia ha venido a demostrar el papel fundamental de la telemedicina y la atención domiciliaria para los pacientes con insuficiencia cardiaca. «Las visitas presenciales siguen siendo necesarias para lograr una educación sanitaria adecuada por parte del paciente y sus cuidadores, fomentar el autocuidado y realizar los estudios analíticos pertinentes para prescribir los fármacos más adecuados a las necesidades del paciente», subraya. Sin embargo, «la selección óptima del fármaco o los fármacos también es posible con la telemedicina, sobre todo, si disponemos de una historia informatizada y compartida con Atención Primaria que permita realizar analíticas en el centro de salud o el domicilio del paciente», añade.
El doctor Álvaro González Franco, coordinador del Grupo de Insuficiencia Cardiaca y Fibrilación Auricular de la SEMI, subraya, por su parte, la doble cara de la pandemia. «Durante la primera ola, detectamos pérdidas de seguimiento y continuidad asistencial, retrasos diagnósticos e incremento de las descompensaciones. La segunda oleada no ha supuesto, de momento, una anulación masiva de consultas. Hemos trabajado mucho, desde mayo hasta ahora, en la potenciación de las consultas telefónicas y virtuales para adaptarnos a la nueva realidad», comenta este especialista.
 

PRINCIPALES ÁREAS DE MEJORA EN LA ATENCIÓN A LA INSUFICIENCIA CARDIACA

Ambos especialistas coinciden al señalar las principales áreas de mejora para reducir la brecha en la atención sanitaria que reciben los pacientes con insuficiencia cardiaca según su localidad de residencia:

  • Potenciar la atención a la insuficiencia cardiaca en red entre las unidades comunitarias, especializadas, avanzadas, rehabilitación cardiaca, enfermería y Atención Primaria.
  • Unificar estructuras que dependen de distintos servicios: Cardiología, Medicina Interna, Geriatría.
  • Fomentar los hospitales de día, la atención y la hospitalización domiciliaria y la red de asistencia social.
  • Desarrollar la figura de coordinador/gestor de transiciones.
  • Mejorar y unificar los planes formativos de los profesionales dedicados a la insuficiencia cardiaca.
  • Elaborar y difundir protocolos de consenso.

En esta línea por mejorar la atención que reciben los pacientes, Inmaculada Mediavilla Herrera, presidenta de FECA -SECA, destaca la importancia del Proyecto Carabela. «Esta iniciativa, fruto del trabajo de varias sociedades, caracterizará el modelo de atención a pacientes con insuficiencia cardiaca y lo hará abordando dimensiones del proceso asistencial fundamentales para SECA: la variabilidad clínica, la eficiencia, la coordinación asistencial entre todos los ámbitos intervinientes, la calidad de vida y la experiencia de paciente, intentando aportarle valor a este último», comenta. «Además, el Proyecto Carabela permitirá definir un modelo de evaluación que incluya resultados en salud de estos pacientes, resultados reportados por ellos, pero también resultados organizativos y de proceso, y pondrá toda esta información a disposición de la comunidad sanitaria», añade.

Durante la primera ola, se detectaron pérdidas de seguimiento y continuidad asistencial, retrasos diagnósticos e incremento de las descompensaciones

Por su parte, José Soto, presidente de SEDISA, explica que «la atención a las patologías crónicas es un reto para el Sistema Sanitario desde hace años. La situación ocasionada por la COVID-19 ha puesto aún más en evidencia dicho reto. En este sentido, organizar los procesos en torno a los pacientes, con la coordinación entre especialidades, la integración entre niveles asistenciales y servicios sociosanitarios y la implementación estratégica de la tecnología para poder llevar a cabo la teleasistencia, tal y como define el consenso presentado, son medidas prioritarias, no solo para los pacientes con insuficiencia cardiaca, sino para todo el ámbito de la atención a la cronicidad. Se trata de medidas que, además de mejorar la calidad asistencial, aportarán eficiencia al Sistema Sanitario, tan necesaria en la actualidad que vivimos».
El desarrollo del Proyecto Carabela ha sido posible gracias a la colaboración de AstraZeneca. La doctora Ana Pérez, directora Médica y de Asuntos Regulatorios de la compañía, destaca que «el compromiso de AstraZeneca con los profesionales sanitarios, los pacientes y el sistema de salud propiamente dicho ha formado parte del ADN de la compañía desde sus inicios. Gracias a esta alianza, nuestro fin último es proteger a los pacientes con patologías como la insuficiencia cardiaca para mejorar su salud y salvar vidas. De ahí, nuestra voluntad de colaborar activamente con las sociedades profesionales para que el Proyecto Carabela llegue a buen puerto».
– 1 Revista Española de Cardiología. Epidemiología y tratamiento de la insuficiencia cardiaca en España: estudio PATHWAYS-HFEpidemiology and treatment of heart failure in Spain: the HF-PATHWAYS study. Disponible: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0300893220305467?dgcid=author (revisado noviembre 2020)
Fuente: El Mundo