Hasta el momento se conocía que el ejercicio físico intenso producía una remodelación del ventrículo derecho en el corazón en el caso de los hombres, aunque debido a la falta de datos no se había podido analizar si este fenómeno se producía también en las mujeres.
Ante este vacío científico, un equipo del Hospital Clínic de Barcelona ha liderado un estudio para analizar el remodelado del ventrículo derecho de hombres y mujeres que practican deportes de resistencia, como consecuencia del entrenamiento y la adaptación aguda.
El estudio se ha basado en una muestra de 20 hombres y 20 mujeres que habían practicado deporte durante los 10 años anteriores con una frecuencia de más de 10 horas semanales y que, además, habían participado en 10 competiciones de alta resistencia durante los 3 años previos. A todos los participantes del estudio se les realizó un ecocardiograma antes de la práctica de deporte, es decir, en reposo, y otro durante el punto de máximo esfuerzo durante la práctica deportiva. Para evaluar la contractilidad de ambos ventrículos se utilizó la técnica ecocardiográfica ‘speckle tracking’, analizando a su vez la morfología del ventrículo izquierdo y derecho y la funcionalidad.
Los resultados, presentados en el congreso de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), han mostrado que todos los participantes experimentaban un aumento de todos los ventrículos y aurículas, es decir, de todas las cavidades cardiacas. No obstante, en el caso de las mujeres, las cavidades derechas serían más pequeñas y su contractibilidad mayor debido al menor volumen de trabajo a nivel de ventrículo derecho el cual se deformaría en mayor medida.
Además, a diferencia del ventrículo izquierdo, el derecho no aumentaría su contracción proporcionalmente al gasto cardiaco dado que tendría un límite de contractibilidad. Éste límite sería más pronunciado en varones por lo que, en su caso y como mecanismo de adaptación, su ventrículo derecho aumentaría de tamaño al no tener una capacidad de contractilidad tan alta como la de las mujeres.
Por lo tanto, la investigación pone en evidencia como los mecanismos de adaptación al deporte de alta resistencia dejan una huella en las cavidades del corazón, y que ésta adaptación difiere entre sexos.
Fuente: FEASAN