Es un revolucionario aparato que ejerce la función del corazón humano de forma artificial y bombea sangre a todo el cuerpo sin pulso. Ya ha sido probado con éxito en una oveja.
Los Científicos de la Universidad Tecnológica de Queensland en Australia, en colaboración con el Instituto del Corazón de Texas, han decidido ganarle la batalla a las largas listas de espera que sufren los pacientes que necesitan un trasplante de corazón. De hecho, ya no sería necesario un donante, puesto que BiVACOR, el nuevo dispositivo creado, podría ser implantado próximamente en humanos y bombear sangre como un corazón orgánico.
Este corazón artificial está hecho con titanio y bombea la sangre sin pulso. Para ello, cuenta con dos impulsores centrífugos colocados en un solo rotor (sistema giratorio). Estos discos giran juntos a 2.000 revoluciones por minuto para empujar suavemente la sangre entrante a través del otro extremo del dispositivo.
Actualmente ya ha sido probado con éxito en una oveja, donde sigue funcionando correctamente desde su implantación en enero, y se espera un próximo ensayo en humanos. Se diferencia de otros corazones biónicos en que este no intenta imitar el funcionamiento del corazón humano, ya que sustituye los impulsos biológicos que utilizaban globos de sangre para bombearla.
Los científicos decidieron hacerlo así tras observar que el fallo de la mayoría de los sistemas artificiales para el corazón se desgastaban por culpa de la simulación del pulso humano. Por eso BiVACOR contiene solamente una parte móvil que se mueve, que es lo que se encargaría de bombear la sangre.
“El dispositivo no solamente dura más de una década, sino es más pequeño y menos susceptible al uso que los corazones artificiales actuales. La razón de su durabilidad es que no contiene una bolsa, por lo que no es tan común que se rompa”, refieren sus desarrolladores.
El proyecto comenzó en 2001. Su inventor, Daniel Timms, concibió la idea de este corazón artificial a raíz de la muerte de su padre por un infarto. Él y su equipo dicen que, con tan solo 4.000 donantes de corazón disponibles al año en el mundo, un sistema así podría revolucionar los tratamientos para la insuficiencia cardíaca.
Fuente: Con Salud