Los dispositivos implantados en los pacientes envían la información a un ordenador en el hospital, desde donde se pasa la teleconsulta · El sistema alerta de cualquier fallo
El corazón debe latir con un ritmo y una fuerza determinados. Los fallos son corregidos mediante distintos dispositivos entre los que están marcapasos, desfibriladores y resincronizadores. Cada uno soluciona un problema diferente. Son aparatos del tamaño de media cajetilla de cigarrillos que se colocan dentro del cuerpo del enfermo, cuestan de 15.000 a 19.000 euros y salvan muchas vidas. Los cardiólogos especializados en arritmias son los encargados de implantar esos dispositivos y de hacer su seguimiento. Son los electricistas del corazón porque se encargan de que no falle la parte eléctrica que es la que ordena el bombeo mecánico de la sangre.
Desde hace tres años, la Unidad de Arritmias del Clínico hace el seguimiento a unos 700 pacientes que tienen colocados marcapasos, desfibriladores y resincronizadores sin que tengan que desplazarse al hospital. «Es muy cómodo porque el enfermo no tiene que desplazarse y mejora el pronóstico porque cualquier anomalía se detecta precozmente», explica el director de la Unidad de Arritmias, Javier Alzueta.
El sistema consta de tres partes. El dispositivo que se implanta al enfermo, el módem que se lleva a casa para transmitir los datos y un ordenador en el Clínico que recibe la información de todos los pacientes. El telecontrol se hace a diario y como el sistema tiene alarmas, cualquier fallo del corazón de un enfermo se refleja en el ordenador del hospital. Antes de que se pusiera en marcha esta teleconsulta, los pacientes tenían controles semestrales. «Ahora vienen menos por el hospital, pero están más controlados», sostiene el director de la Unidad del Corazón, Juan José Gómez Doblas.
La telemonitorización no es complicada, un factor importante en usuarios que suelen ser de avanzada edad. Solo es necesario un teléfono para la conexión del modem. Desde hace un par de meses, también se controla a distancia el peso y la tensión gracias a que las casas comerciales incluyen en el kit que se lleva el enfermo una báscula y un tensiómetro. La mejora no es baladí ya que ambos parámetros permiten saber si un paciente está a punto de descompensarse. Consuelo Galacho, enfermera de la Unidad, explica que los dispositivos, una vez implantados en el paciente, son programados a la carta según la patología del paciente.
Fuente: MalagaHoy