MATUCHA GARCÍA. MÁLAGA Un centenar de profesionales del Hospital Clínico celebraron ayer un acto de conmemoración de los primeros 15 años de práctica de cirugía cardíaca en el centro. En el encuentro se dieron cita expertos en cirugía cardíaca, cardiología, anestesiología, hemodinámica, perfusionistas y enfermería. El jefe de servicio de Cirugía Cardíaca, Eduardo Olalla, realiza un repaso por estos 15 años de actividad, los cambios y los avances producidos.
¿Cuál es el fin del encuentro?
Somos un grupo cohesionado de personas que trabajan en equipo. Hemos operado a más de 5.000 pacientes y los resultados puedo decir que son exportables a cualquier sistema sanitario del mundo. Aquí hay discusiones, pero no batallas entre los expertos de las diferentes disciplinas.
¿Cuáles son las dolencias desde el punto de vista de la cirugía cardíaca más frecuentes?
La enfermedad coronaria es la más común y supone algo más de la mitad de las intervenciones que realizamos. Le siguen las lesiones de la válvula aórtica. Ambas pueden suponer tres cuartas partes de la actividad quirúrgica.
¿Tienen que ver con la edad?
Son enfermedades degenerativas y como tales están asociadas a la edad.
¿De qué tipo de operaciones hablamos?
Hablamos de realizar un bypass o de arreglar una válvula aórtica, que dicho así parece sencillo, pero es muy complejo.
Usted, que ha vivido la puesta en marcha del servicio y su evolución, ¿qué destacaría?
El hospital Clínico abrió sus puertas en junio de 1989 y ya en septiembre estaba yo aquí. Cuando comenzó a implantarse la cirugía cardíaca fue un revulsivo muy importante. Se trata de una cirugía muy complicada porque requiere de todo el entorno hospitalario para funcionar. Intensivos, banco de sangre… Se tira de un hospital entero y es un empujón no exento de tensiones. Cuando se empieza este tipo de actividad un hospital se resiente, cruje.
¿Está satisfecho con el trabajo desarrollado?
Sí, estamos satisfechos.
¿Qué ha cambiado en estos 15 años?
Por ejemplo, las técnicas en cirugía. Antes una válvula aórtica se cambiaba y ahora la reparamos, con lo que los resultados y la calidad de vida del enfermo son mucho mejores y mayores. También incorporamos en las operaciones arterias mamarias, en lugar de una vena que utilizamos de la pierna y que se estropean frente a esta arteria. Son sólo algunos cambios.
¿Cuántas personas trabajan en el equipo?
Somos cerca de cien profesionales de todas las disciplinas, de éstos seis cirujanos. El objetivo es aumentar el número de enfermos a cien más al año, ahora operamos a cerca de 350, pero por un problema de camas no es posible incrementar esta cifra. Está previsto que pronto se amplíen en ocho o diez camas más la unidad, lo que sería suficiente, pero de momento no es fácil porque supondría un mayor gasto. La Unidad de Corazón se constituyó en 2002-2004 y en 2005-2006 se acreditó. Tiene su propia estructura de funcionamiento y de control. Nos haría falta operar a cien o 150 enfermos más al año para reducir la demora, que en muchos casos es inadmisible.
Hemos hablado del pasado y del presente, pero, ¿y el futuro?, ¿cuáles son los retos?
El futuro va hacia la integración de los recursos. El objetivo sería contar con un quirófano híbrido que mezcle la sala de hemodinámica y la quirúrgica, pero es algo que estamos sólo soñándolo, es un proyecto del que hablamos, pero, de momento, nada más.
¿Qué supondría esta integración?
En una gran reparación de aorta que dura de 8 a 10 horas y que supone cuatro o cinco litros de sangre, el hecho de que el cirujano y el hemodinamista trabajen en la misma sala supone que se pueda llegar a reducir el tiempo y que el paciente salga de quirófano en dos horas. Ahora los cirujanos bajamos a Hemodinámica. Para ello habría que hacer un quirófano nuevo y es una mala época para pedir más inversiones.
¿Cómo se encuentra el hospital en esta materia?
En cirugía coronaria, que es nuestra estrella, yo diría que a nivel europeo los resultados son exportables a cualquier sitio con una mortalidad por debajo del 1%. En cirugía valvular también estamos bien.