Tener un animal de compañía, sobre todo si se trata de un perro, ayuda a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Si hay alguien capaz de combatir la pereza de María, ése es, sin duda, ‘Golfo’. El perro mestizo sabe que el paseo viene después de la siesta, así que, en cuanto su dueña abre los ojos en el sofá, corre a buscar la correa y la anima a levantarse desde la puerta.
Sin posibilidad de remolonear, esta funcionaria jubilada ‘obedece’ día tras día a la mascota que adoptó hace unos meses. Y, según dice, su cuerpo ya ha empezado a notar los efectos de seguirle en sus andanzas por el parque. Está más animada, se cansa menos y ha comenzado a perder alguno de los kilos que le sobraban, asegura.
En buena medida, la Asociación Americana del Corazón (AHA) acaba de respaldar su percepción. Según uno de sus últimos comunicados, los animales de compañía -sobre todo si se trata de perros- podrían ser buenos aliados para mantener alejadas las enfermedades cardiovasculares.
«Hay datos sustanciales que sugieren que tener una mascota se asocia con una reducción de los factores de riesgo cardiovascular y una mayor supervivencia en individuos que ya padecen un problema de corazón», señalan los cardiólogos en una declaración publicada en la revista ‘Circulation’.
Después de repasar la evidencia científica al respecto -que aún es escasa, reconocen- los especialistas americanos sugieren que la clave de este beneficio podría estar en la mayor actividad física que, habitualmente, realizan las personas que poseen animales domésticos como los perros.
Dado que la epidemia de obesidad y problemas cardiovasculares no dejan de aumentar, «hay una necesidad crítica de encontrar nuevas estrategias e intervenciones que de forma potencial puedan reducir este riesgo». Y la ayuda de una mascota podría ser importante, señala el texto.
Con todo, antes de sacar una conclusión definitiva sobre el tema, la AHA reclama más estudios que clarifiquen las claves de esta asociación y evalúen de qué forma puede utilizarse como parte de un plan de prevención.
Aunque la adopción, rescate o compra de una mascota pueda asociarse con una reducción del riesgo cardiovascular futuro, el objetivo principal de tener un animal de compañía no debe ser conseguir una reducción del riesgo cardiovascular», remarcan los cardiólogos.
«Es más, la mera adopción, rescate o compra de un animal doméstico, si no va acompañada de un plan regular de actividad aeróbica (como la que se obtiene paseando un perro) y de la puesta en marcha de otras medidas de prevención primaria y secundaria, no es una estrategia recomendable de reducción del riesgo», concluyen.
Fuente: El Mundo